Un día llega Javier al trabajo muy triste diciendo:
"¡¡La cague, la cague, no sé porqué, pero la cague!! sniff,sniff¡¡."
Entonces sus compañeros lo vieron tan mal que uno se acercó a él y le dijo:
"Oye Javier, si te mandaste alguna cagada dímelo, tú sabes que soy tu mejor amigo, yo te puedo aconsejar."
Javier:
"¡¡No compadre, si yo la cague, la cague¡¡ (seguía llorando)"
"Vamos, no seas cerrado dímelo, a lo mejor te puedo ayudar."
"Sniff¡¡ Lo que pasó es que esta mañana al despertar vi a mi señora durmiendo plácidamente, y quería tiernamente despertarla con un pedíto en la oreja ...¡¡y la cague, la cague, la cagueeeee¡¡¡ sniff, sniff¡¡"
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